Desperté un dia con ganas de seguir escribiendo, con ganas de encontrar a mas sobrevivientes... como yo.
Y los encontré... encontré a las arañitas tejedoras que me devolvieron a la vida,
que me demostraron que ser distinta no era ser extraña, solo era ser especial.
Volvi a tomar mis viejos palillos, torsidos, gastados... no he parado de tejer en 2 meses,
y me he reencontrado con el don que Dios me dio, y que mi abuelita y mi madre me incentivaron.
Soy feliz.